Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallareis. Eclesiastés 11:1.
Después que mi abuelo se graduó como abogado en la universidad, comenzó su carrera profesional en Bucarest. Allí vivió con su tía, que era adventista del séptimo día y trataba de hablarle a su sobrino acerca de Dios; pero él no estaba interesado. Sin embargo, una tarde tuvieron una conversación que cambió el curso de la vida del muchacho. Él dijo que no era posible que todos los cristianos estuvieran equivocados mientras que una pequeña iglesia que surgió luego de 1800 tuviera la verdad. La tía sabía que no podría ganarle con argumentos, pero confió en el poder de convicción del Espíritu Santo.
Como a él le gustaba leer, su tía le regaló un ejemplar de la Biblia y “El Conflicto de los Siglos”. Él aceptó los libros, y le dijo: «Está bien, los leeré y te mostraré con tus propios libros que estás equivocada». Él comenzó a leer, y su tía a orar fervientemente por el derramamiento del Espíritu Santo. Él comparó todo con la Biblia y otros libros de historia. Un día le dijo: «Querida tía, terminé de leer tu libro, y todo lo que descubrí me sorprendió mucho. Me gustaría ir contigo al sábado que viene a ver un servicio en tu iglesia».
En la iglesia se convenció aún más y decidió seguir la verdad de la Palabra de Dios. Le contó a su prometida todo lo que estaba aprendiendo acerca de la Biblia, y le pidió que lo acompañara en este viaje espiritual, pero ella se negó. Él tenía que tomar una decisión, y eligió no casarse con ella.
Con el paso del tiempo, mi abuelo sintió el llamado a estudiar teología. Nuevamente tenía que tomar una decisión; ¿debía seguir a Dios y convertirse en pastor, o continuar trabajando como abogado? Él eligió estudiar en el Instituto Teológico Adventista. Mientras estaba allí, Dios lo puso en contacto con quien sería su compañera de vida; la hija del director del Instituto. Se casaron, tuvieron dos hijos: Gabriel y Magdalena, y trabajaron juntos en el ministerio durante muchos años. Yo soy el hijo mayor de Magdalena, y pienso con asombro en la magnitud de la influencia que “El Conflicto de los Siglos” ha tenido en mi vida.
La tía de mi abuelo “echó su pan» cuando le regaló una Biblia y El conflicto a su sobrino. ¡Y su ganancia fue mejor que la plata y el oro! La onda expansiva de ese regalo ha sido una continua bendición en nuestra familia hasta dos generaciones después. Fui un Colportor durante trece años, y Dios me ha honrado al llamarme al ministerio de las publicaciones en Rumania. ¡Alabo al Señor por eso!
Mihai Goran, Rumania
Tomado de: Matinal para Colportores 2015 «Encuentros con la gracia de Dios» Compilado por Howard Faigao