Con él se pusieron a discutir ciertos individuos de la sinagoga,» No podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba. Hechos 6:9, 10, NVI.
En los tiempos apostólicos, los gentiles anhelaban la verdad, los apóstoles respondieron, y el evangelio del Reino de Dios llegó a tierra extranjera. De la misma forma, en mi país, Myanmar (antiguamente Birmania) un colportor distribuyó un folleto, el Espíritu Santo convenció a muchos de la verdad, se convirtieron en adventistas del séptimo día, y se organizó una iglesia.
Aung Zaw Min, un colportor, viajaba un sábado de tarde en colectivo a un municipio cercano con Mya Chlt, su director de Publicaciones, y Daw Kyin Sein, un laico activo. Ellos repartieron folletos a los pasajeros, quienes lo leyeron durante el viaje, una mujer se interesó mucho en el folleto y sus distribuidores. Les preguntó: — ¿Todos ustedes son cristianos? —Sí, somos cristianos adventistas del séptimo día —respondieron.
Ella quería saber más y preguntó: —Si tienen tiempo, ¿me podrían visitar? No vivo lejos de aquí. ¿Podrían venir ahora? Los tres fueron con ella, y cuando llegaron a su casa, ella les preparó un almuerzo delicioso, y luego los tres pasaron varias horas hablando acerca de la Biblia con la familia. Pusieron una fecha para comenzar estudios bíblicos. Aunque el pastor de la familia no estaba de acuerdo, y dejó en claro sus objeciones durante el estudio; aun así la familia siguió estudiando.
Un año después, el esposo dela mujer, U Than Myint, llevó a su hija al seminario bíblico chino, en la capital. Su pastor viajó con ellos. Mientras estaban alli, U Than Myint asistió a unas reuniones evangelistas organizadas por Ia iglesia Adventista del Séptimo Día. Su hija se enojó mucho y le dijo que no asistiera. Su pastor también trató de ponerle trabas, pero él asistió de cualquier manera. También estudió más las profecías bíblicas, y no pudo negar Ia verdad.
Fue bautizado luego de las reuniones, y a lo largo de los siguientes dos años los miembros de su familia también fueron bautizados. Gracias a su familia, el pequeño grupo de observadores del sábado en ese pueblo llegaron a ser una iglesia establecida. Solo un folleto, distribuido en un colectivo, cambió a una familia completa y estableció una iglesia. ¡Dios es tan maravilloso al llamar a su pueblo de las tinieblas a la luz!
Mya Chit. Myanmar
Tomado de: Matinal para Colportores 2015 «Encuentros con la gracia de Dios» Compilado por Howard Faigao