No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Gálatas 6:9, NVI.
Estábamos trabajando en la región de San Francisco, centro de la tranquila ciudad de Chiapas, México. Un día nos dirigimos al consultorio de un quiropráctico muy ocupado para realizar una segunda presentación; él ya había adquirido varios libros. Su consultorio estaba lleno de pacientes cada día. Cuando llegó nuestro turno de ver al médico, nos enfocamos en los valores cristianos y le mostramos la serie Las bellas historias de la Biblia. Luego de terminar la presentación y los comentarios finales, nos dijo de manera muy positiva: «Esperaré a que vuelvan mañana a esta misma hora». Oramos con él y reiteró: «Nos vemos mañana».
Al día siguiente llegamos al consultorio y una vez más esperamos hasta que llegó nuestro turno de ver al médico. Volvimos a hacer una breve presentación de los libros, pero luego de una pausa, dijo nuevamente: «Discúlpenme, pero esperaré a que vuelvan mañana a esta misma hora». Sin vacilar, y muy amablemente, se despidió.
Ya fuera del consultorio, noté una reacción en mi compañera hacia el médico por postergarnos otra vez: así que le dije: «Honremos a Dios con una actitud amable y perseverante. ¡Él todavía puede cumplir su promesa!»
Volvimos una tercera vez, y sucedió lo mismo. Sin embargo, durante nuestra cuarta visita el médico nos dijo que nuestra colección de libros era maravillosa. Incluso oró con nosotros y agradeció a Dios por el ministerio de las publicaciones que trae esperanza a las personas que necesitan conocer al Salvador. Al terminar su oración, nos dijo que los primeros libros que compró fueron de gran beneficio para él, tanto para su salud física como espiritual. Además nos contó que utilizaba el libro Las hermosas enseñanzas de la Biblia para predicar en su Iglesia Pentecostal, ya que era el pastor allí. Luego nos mostró fotos de sus 11 hijos: todos cristianos y profesionales. Seguimos disfrutando de una hermosa amistad con este médico. Dios es bueno en gran manera.
Que el Señor bendiga a sus trabajadores con actitudes positivas y perseverantes. Nunca debernos cansarnos de hacer el bien, porque como dice Pablo: «A su tiempo segaremos, si no desmayamos».
José Isabel Gómez Diaz, México
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015 Encuentros con la gracia de Dios