Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir. Apocalipsis 3:7, NVI.
Mientras trabajaba en la región noreste de la República Democrática del Congo (RDC), visité a personas de diferentes religiones y compartí con ellos nuestros libros. Un día de 1999 le vendí algunos libros a un obispo de otra religión. Él compró, entre otros, El conflicto de los siglos, El camino a Cristo, Las respuestas de Dios a sus preguntas y Esperando a Jesús. Le encantaron los libros y estudió cada uno cuidadosamente comparándolo con su Biblia. Después de un tiempo les dijo a los miembros de su iglesia que Dios le había revelado que las enseñanzas de esos libros eran verdaderas, y decidió usarlos como base para preparar sus sermones y compartir con los miembros de su iglesia la nueva luz que había recibido.
Una de las verdades que el obispo aprendió fue la del sábado, pero no estaba seguro que cuándo comenzaba y terminaba el día santo. El pastor Katetu y yo fuimos a su casa y conversamos acerca de que el sábado comienza a la puesta del sol del viernes y termina a la puesta del sol del sábado. Él aceptó esto y compartió con su congregación todo lo que le habíamos dicho. Al poco tiempo, toda la congregación descansaba y adoraba en sábado. Estaban felices con las nuevas verdades que estaban aprendiendo y siguieron estudiando.
En otra ocasión, le vendí algunos libros a un médico en Goma: Los hechos de los apóstoles, Profetas y reyes y El conflicto de los siglos. Sin embargo, luego de comprar los libros no los leyó. Tiempo después fue transferido de Goma a Zambia. En Zambia comenzó a leer los libros, y compartió los mensajes con su familia. Su esposa y sus hijos también leyeron los libros, y cuando el médico decidió entregar su vida al Señor, su familia siguió sus pasos. Cuando encontraron una Iglesia Adventista del Séptimo Día, asistieron a la clase bautismal y finalmente fueron bautizados. Hoy son miembros fieles en Zambia. gracias a los libros que el médico compró en la RDC.
Cuando las personas aprendemos las enseñanzas de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo puede convertir individuos, familias ¡y hasta congregaciones enteras! Continuemos esforzándonos por poner estos libros maravillosos en manos de la gente.
Vagheni feanne Kahindo, República Democrática del Congo
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015 Encuentros con la gracia de Dios