Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. 2 Pedro 1:19
Una dama sufría de colelitiasis (piedras en la vesícula). Ya había sido sometida a una cirugía. Un sábado me comentó que pronto sería sometida a otra para extirpar las piedras que se encontraban ahora en su conducto biliar. Al día siguiente, sin embargo, se agravó, y tuvo que ser hospitalizada y operada de urgencia.
–Cuando estaba en el hospital disfruté la hermosura del amanecer –me contó después, radiante–. Mi cama estaba al lado de la ventana. Cada mañana cuando despuntaba el sol, me sentaba en mi cama a contemplar aquella belleza.
–¡Qué bendición en medio del dolor!–respondí.
Todos afrontamos momentos difíciles alguna vez. Y eso genera tensión nerviosa. El dolor emocional mina la salud física, lo que aumenta las dificultades. Pero las dudas se disipan cuando ejercemos fe. Con el pincel de la fe, Dios tiñe nuestro cielo con esos delicados matices de esperanza que van aumentando y disipando la más densa oscuridad.
Entonces advertimos las muchas bendiciones que recibimos diariamente, aun en medio de la crisis, y comprobamos que nada pudo opacar a Cristo.
Si contemplamos la luz que emana de sus promesas, el lucero de la mañana brillará intensamente, rodeando nuestra vida con la seguridad de su presencia y dirección. Dios pide: «Que sigan creyendo firmemente en mí hasta que yo vuelva. A los que triunfen sobre las dificultades y no dejen de confiar en mí, les daré como señal de victoria la estrella de la mañana» (Apoc. 2:25-28, TLA).
En tu dificultad, contempla y haz tuya la promesa del amanecer: «Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría» (Sal. 30:5). Eleva tus ojos al cielo, y permite que la Palabra de Dios llene tu noche con la luz que pronto alumbrará la tierra porque ¡ya viene el amanecer!.
Rhodi Alers de López
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2015 “Jardines del alma” Por: Diane de Aguirre