Así es también la palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo deseo, y cumplirá con mis propósitos. Isaías 55:11
Mi compañero y yo estábamos trabajando juntos en una pequeña ciudad en Negros Occidental. Fuimos a una escuela secundaria parroquial privada y le preguntamos a la secretaria si podíamos hablar con el director. Cuando nos explicó que no se encontraba, decidimos hacerle una presentación a la secretaria, una monja simpática que enseñaba allí.
Le mostramos varios libros, y ella tomó una decisión rápidamente; “Voy a comprar la edición encuadernada de Salud y Hogar – dijo – puedo usar esta revista en mis clases, pero los libros incluyen cosas como las doctrinas del Sábado, y a mí no me importan sus doctrinas” Poco después le entregamos la orden en persona.
Al año siguiente volví a ver a la misma mujer y recibí otro pedido. Me dijo “¿sabes? Había un artículo sobre el Sábado en ese libro que te compré, pero simplemente salté esas páginas. Los otros artículos son lindos. Informativos y muy buenos para mis clases.”
Esta mujer se convirtió en una clienta regular para la edición encuadernada de la revista Salud y Hogar. Al año siguiente cuando fui a entregarle el libro, me dijo: “¿Sabe hermano Eliseo? Leí un artículo sobre el Sábado en Salud y Hogar y me hizo reflexionar acerca de por qué estoy guardando un día diferente, le pregunté a nuestro sacerdote sobre esto, pero no estoy realmente satisfecha con su respuesta”
Al año siguiente descubrí que la monja había sido transferida de esa escuela parroquial, a un secundario estatal. La encontré y esta vez ella pidió la colección completa de Las bellas historias de la Biblia. Me pidió que le trajera un libro por mes para usarlo en sus clases de catequismo. Cada mes cuando le entregaba el libro en su casa escuchaba que su madre le decía, “Lourdes siempre le estas comprando libros a esos adventistas. Ten cuidado o vas a terminar convirtiéndote e uno de ellos”
Un tiempo después fui transferido a la Misión de Negros Occidental y perdí contacto con esta mujer. Puedes imaginarte mi emoción cuando un año más tarde escuché que Lourdes se había bautizado después de asistir a una campaña evangelista. ¡Su madre tenía razón! Cuando se le preguntó cómo descubrió la verdad ella dijo; “Le compré Salud y Hogar año tras año a un colpotor, y así descubrí el verdadero día de reposo, el Sábado. Hoy varios de sus parientes le han entregado sus vidas a Dios. La Palabra de Dios nunca vuelve a él vacía.
Eliseo A. Caparida. Filipinas
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015 Encuentros con la gracia de Dios