«Después volvió a decir: «Toma las flechas». Luego que el rey de Israel las tomó, le ordenó: «Golpea la tierra». Él la golpeó tres veces y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: «De dar cinco o seis golpes, habrías derrotado a Siria hasta no quedar ninguno, pero ahora derrotarás a Siria solo tres veces»», (2 Reyes 13: 18-19)
El rey Joás era idólatra; sin embargo, un día fue a consultar a Eliseo, cuando el profeta se encontraba ya en su lecho de muerte. Los sirios dominaban entonces todas las ciudades al este del Jordán y el rey de Israel quería saber si debía ir a la guerra contra ellos. Sollozando, se acercó al lecho del profeta. Y el profeta, casi moribundo, le respondió mediante uno de esos gestos simbólicos que eran, en realidad, verdaderas profecías en acción: «Eliseo le dijo: «Toma un arco y unas flechas». Tomó él entonces un arco y unas flechas. Luego dijo Eliseo al rey de Israel: «Pon tu mano sobre el arco». Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey y dijo: «Abre la ventana que da al oriente». Cuando él la abrió, le dijo Eliseo: «Tira». Él lo hizo y Eliseo dijo: «Flecha de salvación de Jehová y flecha de salvación contra Siria. Tú herirás a los sirios en Afec hasta exterminarlos»» (2 Reyes 13: 15-17).
Pero el profeta no había terminado su mensaje, le pidió que volviese a tomar las flechas y que tirase, esta vez, a tierra. El rey lo hizo únicamente tres veces y se detuvo. «iPor qué solo tres!», exclamó Eliseo con disgusto. Joás había limitado su victoria contra los sirios. Elena White hace una magnífica aplicación de este hecho cuando dice: «La lección es para todos los que ocupan puestos de confianza. Cuando Dios prepara el camino para la realización de cierta obra, y da seguridad de éxito, el instrumento escogido debe hacer cuanto está en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra. Dios puede realizar milagros para su pueblo tan solo si este desempeña su parte con energía incansable. Llama a su obra hombres de devoción y de valor moral, que sientan un amor ardiente por las almas y un celo inquebrantable. Los tales no hallarán ninguna tarea demasiado ardua, ninguna perspectiva demasiado desesperada; y seguirán trabajando indómitos hasta que la derrota aparente se trueque en gloriosa victoria» (Profetas y reyes, pág. 196).
Da tu mayor esfuerzo hoy en cualquier cosa que hagas. Muestra entusiasmo. Pronto verás los resultados.
Tomado de: Lecturas devocionales para Adultos 2015 “Pero hay un Dios en los cielos” Por: Carlos Puyol Buil