«Mira si voy por el camino del mal, y guíame por el camino eterno» (Salmo 139:24).
Experimenta: ¿Quién tomará el volante de tu vida? Debes decidirlo hoy mismo. No esperes a sangrar dentro de un uto chocado debido a que condcías a exceso de velocidad, porque bebiste o, simplemente, perdiste el control.
Cuando alguien dice la palabra «volante», a nuestra mente llega la imagen de un objeto circular que sirve para conducir un automóvil. No siempre fueron así. De hecho, los primeros autos no tenían un volante como el que conocemos ahor: contaban con barras de hierro que servían para conducir el auto. Aún hoy día, existen volantes de diferentes formas o combinaciones de formas, todo depende de la comodidad y el gusto. Eso sí, un auto necesariamente debe tener volante. De lo contrario, ¿cómo pdrías gobernar y mover un carro por donde quisieras?
Usar el volante con poca precaución es muy peligroso, porque el auto podría desviarse y causar un accidente. ¿Sabías que tu vida es igual? Necesitas aprender a conducirla, y no hay escuela en la que te puedan enseñar. Te harán falta paciencia y mucha decisión para que cuando seas mayor sepas dónde está el volante que gobierna tu vida.
Jesús te ofrece un plan especial de conducción. Ha prometido que si lo dejas sentarse en el asiento del conductor de tu vida, puede tomar el volante y gobernarla. Cuidará de conducirte con cuidado, para que no choques con los problemas y te hagas daño.
Si Jesús lleva el volante de tu vida, por ejemplo, será mucho más sencillo decir no a quien te ofrezca drogas; será más fácil decidir qué carrera universitaria estudiarás; por supuesto, serás feliz si él te indica con quién te casarás cuando tengas la edad adecuada.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2015 “Ciencia Divertida” Por: Yaqueline Tello Ayala