Linterna: “Cuando Jacob pecó, engañando a Esaú, y huyó de la casa de su padre, estaba abrumado por el conocimiento de su culpa. Solo y abandonado como estaba, separado de todo lo que le hacía preciosa la vida, el único pensamiento que sobre todos los otros oprimía su alma, era el temor de que su pecado lo hubiera apartado de Dios, que fuese abandonado del cielo. En medio de su tristeza, se recostó para descansar… Habiéndose dormido… se oyó la voz divina que pronunciaba un mensaje de consuelo y esperanza. Así hizo Dios conocer a Jacob aquello que satisfacía la necesidad y el ansia de su alma: un Salvador” (El camino a Cristo, p. 18).
Lee la cita en la sección Linterna y piensa en la gravedad del pecado de Jacob y cómo lo oprimió con un sentido de culpa. ¿Qué necesitaba ver Jacob? ¿Qué es lo que finalmente vio en esta temporada de culpa y vergüenza? ¿De qué manera te pareces a Jacob que luchas con la culpa? ¿Percibes la necesidad de un Salvador o simplemente te sientes sobrecargado por el remordimiento? ¿A quién conoces que responde a sus errores con una gratitud profunda por su Salvador, Jesucristo? ¿De qué manera ha sido esta persona un modelo para ti respecto al arrepentimiento genuino, al observar su forma de reaccionar ante sus defectos?
*Plan de lectura para esta semana* Patriarcas y profetas, capítulos 16 Génesis 25: 19-24; 27
Lección de Escuela Sabática Adventista para Jóvenes 1er Trimestre 2015 Lecc. 11 Robo de identidad