« ¡Canten alegres a Dios, que es nuestra fuerza! ¡Alaben con gritos de alegría al Dios de Jacob. (Salmo 81: 1).
Becky se acomodó sobre el viejo y casi podrido tronco que yacía en el jardín de su casa Se llevó su trompeta dorada a los labios y tocó por vigésima vez su canción favorita Rayos de sol danzaban a través de los grandes árboles que rodeaban el pequeño prado. La joven se apartó de la cara un mechón de su ondeado cabello y suspiró: «Desearía poder dejar de tocar por un rato». Pero Becky sabía bien cómo eran las cosas. Su papá y sus tres hermanos dependían del sonido de la trompeta para que los guiara hasta su hogar tras el día de caza
Al comienzo, tocar su preciado instrumento todo el día le hacía mucha ilusión, pero después de vanas horas le dolían los dedos y los labios. Y además sus vecinos más cercanos, que vivían a 16 kilómetros, habían pedido a la mamá de Becky que los ayudara en el parto de su nuevo bebé. Así que Becky estaba sola para cuidar la casa, preparar la comida y dedicar cada minuto libre a tocar la trompeta para su papá y sus hermanos
Eso de «jugar a las casitas» por un 61 le hizo mucha ilusión a Becky al principio, sin embargo, la aventura fue perdiendo encanto, y refunfuñaba mientras preparaba pancitos. Al mediodía, el aroma a pan recién horneado llenaba la casa y se colaba hasta el tronco donde estaba sentada Becky tocando. De repente, tres indios salieron de entre los árboles. Ella recordó un texto bíblico que su padre había leído en el culto familiar, que hablaba de «gritar de alegría» al Señor.
«Oh, mi querido Jesús» —oró Becky para sus adentros— «¿qué debo hacer? Quizá si toco más fuerte papá podrá oírme y venir a rescatarme». Entonces, el tono ligero y saltarín de su trompeta se transformó en un ruido estridente. «Seña; sé que puedes oírme y enviar a alguien a ayudarme». Sin embargo, parecía que solo los indios sentían curiosidad por el extraño sonido de aquella trompeta. Aterrorizada Becky siguió tocando sin saber qué otra cosa hacer.
(Continuará…)
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo