«En lo profundo del corazón, ustedes saben que cada promesa del Señor su Dios se ha cumplido. ¡Ni una sola ha fallado!» (Josué 23: 14, NTV)
Ruthie se inquietaba a menudo. Refunfuñaba, se quejaba y hacía graves predicciones de desastres. Pero lo peor de todo era que casi siempre acertaba. En la escuela predijo que nadie querría admitirla en su equipo de sofiball. Llevaba razón. En el Club de Conquistadores, simplemente sabía que cuando los niños se juntaran con sus amigos para ir a nadar, ella se quedaría sola. Acertó. Antes de que Ruthie asistiera al campamento de verano, predijo que a los demás niños de la cabaña no les caería bien y, ¿sabes qué? Acertó de nuevo.
En casa, desde que entraba en la cocina para desayunar hasta cuando besaba a sus padres antes de irse a dormir, Ruthie gruñía y se quejaba de un problema tras otro. Sus padres pensaban que se volverían locos por las constantes quejas de su hija. Habían intentado todo para lograr que perdiera esa mala costumbre de lamentarse. Si su madre comentaba: «Hace un día muy bonito, ¿no?», Ruthie respondía: «No sé, para mí hace un poco de calor». Si su padre proponía ir a la playa, Ruthie decía: «Probablemente llueva». En los días en los que todo salía bien, Ruthie solo pensaba en que algo horrible estaba a punto de suceder. Si surgía un problema, estaba segura de que las cosas empeorarían, y cuando sus predicciones fallaban, parecía disgustarse aún más.
Un día, mientras Ruthie se quejaba de lo horrible que era todo, su madre la interrumpió: «Deja que te hable acerca del buitre y del colibrí. Ambas aves sobrevuelan el desierto de California. Una de ellas mira hacia abajo y busca carroña; la otra busca la flor aromática semiescondida en el cactus, y cada una de ellas logra encontrar exactamente lo que busca». Mamá hizo una pausa para que aquella idea se grabara bien en su mente: «Siempre hay algo bueno y algo malo en cada persona, en cada plan y en cada sueño. Lo que veas es lo que obtendrás, así que busca el lado bueno».
Es importante buscar el lado bueno de las cosas, ser optimista respecto al futuro y ver cómo Dios te ha bendecido en el pasado.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo