«Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos» (1 Juan 3: 16).
Para Lydia era normal cambiar de escuela a mitad de año. Desde que tenía siete años había estado viviendo en hogares de acogida. Sus últimos padres de acogida, los Werner, eran los mejores. Le encantó especialmente el hecho de que la inscribieran en una escuela de iglesia.
Al principio, a Lydia le pareció difícil la nueva escuela, y a veces incluso le daba miedo. ¡Todo era tan diferente con esta familia! Hacían el culto en las mañanas, oraban antes de comer, adoraban a Dios en la escuela… Tras unas semanas comenzaron a gustarle los cambios. Un día, la maestra les presentó a un visitante: el pastor Mike. «Todos los días él va a venir a hablar con ustedes».
Al final de la semana, el pastor los invitó a todos a unirse a una clase bautismal. Ella aceptó entusiasmada. Pasaron las semanas, y cuando el pastor Mike le preguntó a Lydia si le gustaría ser bautizada, ella frunció el ceño y negó con la cabeza.
—No te preocupes, Lydia —le dijo él—. Yo sé que tú amas a Jesús, porque lo puedo ver en tu rostro. Cuando sea el momento adecuado, le entregarás tu corazón.
—No, pastor. Yo ya le entregué mi corazón a Jesús —respondió bajando la voz.
—¡Excelente! —le dijo el pastor animadamente.
Sin poder contener más su secreto, Lydia soltó lo que llevaba por dentro:
—Lo que pasa es que odio a Dios. El es malo, y cruel.
El pastor parpadeó sorprendido ante la rabia de la chiquilla, y sonrió. Le dijo:
—En algunas ocasiones yo también me sentí así.
—¿Usted? —dijo ella sorprendida por la respuesta del pastor.
—Sí. Cuando era pequeño, mi padre era un borracho y nos golpeaba a mi mamá y a mí. Cuando alguien decía «padre» o «papá», lo único que yo sentía era rabia y odio.
—Yo nunca conocí a mi papá —dijo Lydia bajando la mirada.
—Tú crees que odias a Dios porque aún no lo conoces. Cuando lo conozcas, te darás cuenta de que te ama tanto como su Hijo Jesús, y tú también le querrás. Lo sé porque fue lo que me ocurrió a mí.
(Continuará…)
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo