«Oh Dios, qué profundos me son tus pensamientos; ¡infinito es el conjunto de ellos! Si yo quisiera contarlos, serían más que la arena» (Salmo 139:17,18)
A Sandy le comenzaron a gustar los números desde chiquita. En 1989, mientras veía un especial de televisión sobre el vigésimo aniversario de la llegada del hombre a la luna, quedó fascinada con la gran distancia que separa la tierra de la luna. Su maestra de séptimo grado le sugirió que hiciera un cartel para ayudar a sus compañeros a visualizar mejor la distancia que los astronautas viajaron. Como todas sus amigas leían una revista llamada Guide, ella decidió utilizara como su «regla» para medir.
La revista medía 20 centímetros. Usando una calculadora, Sandy descubrió que necesitaría 5,000 revistas en fila para cubrir un kilómetro; como se publicaban 52 ejemplares al año, habría necesitado 96.15 años para tener suficientes revistas. La distancia de la tierra a la luna es de aproximadamente 384,400 kilómetors, ¡lo que significa que se necesitarían 1,922,000,000 revistas colocadas en fila para alcanzar la luna!
La Bilbia está llena de números que no pueden calcularse fácilmente. A Abraham se le pidió que contara los granos de arena de la playa y las estrellas del cielo, pero incluso hoy esos números son tan grandes, que ni mentes matemáticas pueden contarlos. Edward Kasner; un famoso matemático, estaba en busca de un nombre precisamente para un número que no puede ser contado. El número que escogió fue un uno seguido de cien ceros. Su sobrino de nueve años le sugirió un nombre: un gúgol. Pero entonces, el sobrino inventó un número mayor, un uno seguido de todos los ceros que puedas escribir hasta que te canses. Llamó a ese númeroun gúgolplex. El doctor Kasner refinó el concepto de su sobrino diciendo que un gúgolplex es un uno seguido de un gúgol de ceros.
Gracias al doctor Kasner y a su sobrino, los matemáticos tienen ahora nombres para estos números. Aun así, nadie puede contarlos. Yo tengo tantas preguntas que quiero hacerle a Jesús cuando esté en el cielo, que el número de los granos de arena y de las estrellas será pequeño comparado con las cosas de mi lista. Pero eso no me preocupa, porque contaré con toda la eternidad para saber las respuestas. ¿Qué preguntas difíciles quieres hacer tú cuando llegues al cielo?
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo