«Más bien quisiera hablar con el Todopoderoso; me gustaría discutir mi caso con Dios» (Job 13: 3, NV1)
1. ¿Quién bebe por los pies?
2. ¿Qué animal tiene más dientes?
3. Sombra
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4. Tiene silla y no se sienta.
5. ¿Qué hay en medio de París?
¿Cuántas de estas adivinanzas eres capaz de responder? ¿Te gustaría saber responderlas todas? Si te digo que las respuestas están en la página 265, pero que debes esperar llegar ahí, ¿esperarías? ¿Y si las respuestas no estuvieran en el libro? ¿Te sentirías molesto, engañado, frustrado, o no te importaría? Si eres como yo, seguro te molestarías. Querrías saber las respuestas ya, ¡no después de leer doscientas y pico de páginas!
Ojalá la vida fuera así de fácil, pero lo cierto es que todos tenemos que enfrentar problemas que son más difíciles que simples adivinanzas. Algunos de esos problemas causan dolor, soledad, o lágrimas, y no tienen soluciones sencillas.
Al igual que Job en el versículo de hoy, le preguntamos a Dios por qué nos ocurren estas cosas, y queremos que él nos responda inmediatamente, no al final de la página o en la página 265. ¡Queremos que nos responda ya!
A veces Dios nos responde a través de su Palabra, de un sabio consejo, o de un milagro, y nos sentimos satisfechos. Otras veces nos dice: «Espera, que en el momento preciso yo haré todo hermoso». Otras veces nos dice: «No. Yo tengo una solución mucho mejor para tu problema. Mejor de lo que puedas imaginar». Pero en cada respuesta Dios nos dice: «Confía en mí. Ten fe en mi poder y en mi amor por ti».
Cuando hacemos lo que él nos pide, descubrimos como Job que Dios sabe qué es lo mejor para nosotros. En su momento preciso, Dios hace todo hermoso.
Respuestas: 1) El árbol, 2) el ratón Pérez, 3) cuarenta y dos grados bajo la sombra, 4) el caballo, 5) la R
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo