Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados. Ustedes no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús».
Estas palabras que Pablo pronunció para animar a las personas devotas de la sinagoga en Antioquía de Pisidia fueron el tema de su ministerio y predicación. Y es que sea cuál sea nuestro trasfondo cultural, nuestra estructura lingüística o nuestra mentalidad, todos los humanos compartimos la misma necesidad de tener una esperanza.
Todavía hay muchos lugares a los que los misioneros no pueden llegar debido a barreras políticas, religiosas y geográficas. Aún tenemos que trabajar para ver cómo contextualizar el mensaje para las personas de otras culturas y grupos étnicos. Pero vivimos en una comunidad global que hace que nuestro mundo parezca mucho más pequeño, a pesar de que después de todo este tiempo la mayoría de los habitantes del mundo no son cristianos y jamás han escuchado
el mensaje de salvación de Jesucristo.
Hoy enfrentamos los mismos desafíos en cuanto a la obra misionera, y sigue siendo sumamente fácil permanecer juntos en nuestra propia comunidad. Ya sea que vivamos en una ciudad en la que todos tenemos los mismos trasfondos culturales, o en medio de un gran crisol de razas de numerosos grupos étnicos y culturas, ¿cómo podemos compartir esta esperanza con nuestro prójimo inmediato o lejano? ¿Cómo utiliza Dios a tu iglesia para compartir este mensaje con tus vecinos?
Plan de lectura para esta semana* Los hechos de los apóstoles, capítulos 16, 17, 18.
Lección de Escuela Sabática Adventista para Jóvenes 1er Trimestre 2014 Lecc. 9 El epicentro de las misiones