LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 13:1-7; Marcos 2:23-28; Mateo 8:5-13; 26:57-68; 17:11-14; Hechos 4:1-12.
PARA MEMORIZAR: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hech. 6:7).
“LOS DISCÍPULOS NO FUERON dotados del valor y la fortaleza de los mártires hasta que necesitaron esta gracia. Entonces se cumplió la promesa del Salvador. Cuando Pedro y Juan testificaron delante del Sanedrín, los hombres ‘se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús’ (Hech. 4:13). De Esteban, se dice que ‘todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel’ (6:15). Los hombres ‘no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba’ (6:10). Y Pablo, escribiendo acerca de su propio juicio ante el tribunal de los Césares, dice: ‘En mi primera defensa, nadie estuvo conmigo, antes todos me abandonaron […]Mas el Señor estuvo conmigo, y me esforzó, para que por medio de mí la predicación fuese cumplidamente hecha, y para que oyesen todos los gentiles; y así yo fui librado de la boca del león’ (2 Tim. 4:16, 17)” (DTG 321).
Lección de Escuela Sabática Adventista 1er trimestre 2014 “El Discipulado” Lecc. 9 Discipular a los poderosos