«No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes» (Juan 14: 18).
El inmenso edificio de ladrillo rojo del orfanato se iba haciendo más tenebroso a medida que me iba acurrucando en el asiento trasero del vehículo. Temblaba cuando la reja de hierro se cerraba detrás de nosotros. Siempre quería que mi papá terminara rápido lo que tenía que hacer y regresara al vehículo. Mi papá, que era pintor, hacía trabajos en el orfanato durante el invierno. A veces me llevaba con él cuando iba a buscar su pago.
A pesar de que solo tenía cinco años, yo sabía que el orfanato era un lugar al que iban los niños que no tenían padres. Aunque yo tenía dos padres que me amaban, me aterraba la idea de quedarme atrapada en el orfanato. ¿Y si al entrar en aquella casona por alguna razón terminaba separada de mi papá? ¿Y si mi papá se olvidaba de mí y me dejaba allí? ¿Y si una niña mala me encerraba, se hacía pasar por mí, y se marchaba con mi papá? Qué locuras se me ocurrían, ¿verdad? Pero en mi imaginación de niña todo era posible.
Cuando crecí descubrí la verdad sobre la palabra «orfanato», y entendí que aunque ocurriera lo peor, yo jamás sería huérfana. ¿Sabes por qué? Porque amo a Dios y él me ama a mí. Eso me hace ser hermana de Jesús, e hija del Rey del universo. Mi bautismo fue la firma oficial de mis papeles de adopción.
Mi papá murió hace años, y lo extraño mucho. Extraño caminar con él, bromear con él, jugar con él los sábados en la noche y sentarme a su lado en la iglesia. Pero a pesar de que mi papá ya no está, no estoy sola. Mi Padre celestial me asegura que jamás seré huérfana, a menos que yo escoja serlo. Cuando decidí bautizarme, la corte celestial procesó mi solicitud de adopción. Ese día me convertí en miembro oficial de la familia de Dios, con todos los derechos y privilegios que conlleva ese honor. No sé por qué algunos niños dudan en bautizarse. ¿Qué motivo podría tener alguien para decidir continuar siendo un huérfano atrapado detrás de la reja de hierro de un orfanato, o del planeta Tierra?
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo