La oración es una vida, es una manera de vivir con Jesús todos los días. El mayor enemigo de la vida de oración del cristiano es su propia falta de disciplina. Es fácil quedar atrapado en el ajetreo de la vida diaria que invade a todo el mundo. Cada día es una batalla por el uso del tiempo. Nos levantamos, nos alistamos y salimos corriendo para el trabajo. Pero, sin oración, el cristiano se hace espiritualmente impotente y débil para resolver sus dramas y conflictos.
El cristiano debe disciplinarse y reusar a que nadie se interponga entre él y su sincera oración con Dios. Cuando el cristiano hace de la oración una prioridad, su vida se fortalece y se vuelve un ser maravilloso. Pero cuando olvida orar o la coloca en segundo plano, nada de lo que hace resulta para solucionar sus luchas y problemas.
La oración es una fuente de fortaleza para el cristiano. En otras palabras, la oración libera el poder de Dios en nosotros y de nosotros hacia los demás. Es armarse para la victoria segura. Pero cuando la oración no es una prioridad, cuando no se reorganiza el horario para orar, cuando no se encuentra tiempo para la oración o que otros en oración se mantengan pendientes de nosotros estamos desarmados ante las asechanzas del diablo.
Sin embargo, el seguidor de Cristo debe hacer lo que sea necesario para hablar con Dios a través de la oración con alegría y sinceridad. Pero, el cristianismo tiene otras disciplinas que adoptar y aplicar. Por ejemplo: el ayuno y la meditación. Aunque pueda haber periodos de sufrimiento y dolor, angustia y desesperación, el esfuerzo y la pasión por Jesús deben estar presente en la manera de vivir del cristiano.
Nuestra comunicación con Jesús está basada en entregarnos completamente a él, porque él lo hizo por cada ser humano primero. Si decimos que él es nuestro Señor; por lo tanto, debemos vivir, trabajar y actuar en consecuencia a él.
Sin embargo, Santiago dijo en su epístola: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago no quiso decir simplemente que oráramos nosotros, sino que existiera un compañero para orar todos los días. Y, tú sabes, un compañero es alguien en quien tú confías con seguridad.
El llamado de Dios es para los que se consideran miembros de su iglesia, a convertirse en compañeros de oración unos con otros. Y naturalmente deben de reunirse como equipo y amigos. Porque la oración hace bien en los tiempos difíciles que el ser humano atraviesa.
El cristiano no puede tomarse un recreo con la oración. La Biblia revela: “orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). Permíteme ejemplificarlo de la siguiente manera: ¿Podrías descansar del oxígeno, de la comida o del agua? No. Porque, el ser humano necesita oxígeno, comida y agua para vivir en todo tiempo.
Con la oración podemos crecer y florecer por la gracia maravillosa de Jesús. Podemos reflexionar y ser cuidadosos con nuestras palabras hacia los demás. Las prioridades espirituales son las prioridades de vida para el cristiano. No descuides la oración, de la misma manera que el Señor Jesús no descuida ni abandona a todo el que confía en él. Entonces, ve ante su presencia todos los días con toda la seguridad.
Tal vez, tienes problemas, conflictos, angustias, estas frustrado y desesperado; el cáncer te está consumiendo por dentro, los vicios te han hecho perder todo lo que amabas, estás herido por la ruptura de la relación con la personas que amas, no tienes paz en tu corazón no eres feliz completamente. Entonces, ¿Por qué no tomas unos minutos, en este momento, para poner en practica la vida de oración?
El desafío de hoy:
1. Practica la vida de oración. Regulariza tu horario y haz un plan de oración.
2. Has un amigo para orar. Si reunirse en persona se dificulta pueden orar uno por otro usando otro medio de comunicación. Por ejemplo, puede orar uno por el otro por teléfono.
3. Sumado a lo otro. Establece una vida de oración personal donde incluyas:
Un lugar y tiempo regular para los pedidos de oración. Si realizas una oración sincera a Dios hablando con él como un amigo descubrirás que las oraciones pasarán de 5 minutos.
La Biblia, un cuaderno y un lapicero. Basa los pedidos de oración en la Palabra de Dios. El cuaderno y el lapicero te ayudarán a realizar un seguimiento de los pedidos de oración, y de las impresiones que recibiste en la Palabra de Dios por lo que tienes que orar.
Tiempo para adorar a Dios antes de los pedidos oración: Himnos, cantos y alabanzas.
Tiempo para escuchar a Dios antes de realizar los pedidos en oración.
Pedidos de oración organizados. Organiza lo pedidos que tienes por hacer, empezando por las necesidades personales. Luego, por las de los demás: familiares, amigos, compañeros, miembros de iglesia, resto del mundo…
“Recuérdate, esto es necesario practicarlo todos los días hasta que Jesús vuelva”