Para que los esfuerzos humanos lleguen a ser aceptados por Cristo, debemos contextualizarlos en la Palabra de Dios. Es decir, debemos vivir de un modo cultural apropiado, efectivo y relevante a la Palabra de Dios. Debemos asegurarnos que nuestra manera de ser en Cristo, puede entenderla de manera clara la gente a nuestro alrededor.
Hoy día el mundo ha cambiado quieras o no aceptarlo. Pero quiero que sepas, que Dios es el mismo. Porque en Dios no hay sombra de variación. Es el mismo Dios del pasado, de hoy y seguramente lo será siempre. Ahora, si tú y yo nos rehusamos a reconocer esto en nuestra vida cristiana, el evangelio de Cristo no funciona y fácilmente se olvida. Y en el nombre de Jesús te digo lo siguiente: no hay manera que puedas experimentar el poder transformador del evangelio sin Jesús. El evangelio de Cristo que tiene poder para transformas la vida humana es algo maravilloso.
¿Qué te preocupa más? ¿El exterior o lo que tienes en tu interior? Por ejemplo, existen personas que cuando el año está por finalizar se establecen desafíos y objetivos para lograr en el nuevo año. Y esto no tiene nada de malo. El problema surge cuando los planes y los desafíos quieres lograrlos sin la dirección de Dios. Y, al final de cuenta no logras nada. Y si logras algo no es todo lo que te propusiste. A veces, pienso que mucha gente no logra alcanzar los desafíos impuestos porque no tienen la fuerza de Cristo. Porque están más preocupados en cómo hacer las cosas y no en quién hace las cosas posibles. Y, tú sabes, “separados de Jesús nada podemos hacer”. Sin embargo, nuestra naturaleza humana pareciera que entiende todo mal. Dios nos habla de metas y objetivos espirituales y nosotros buscamos cosas materiales que en sí mismas son efímeras, pasajeras, simplemente por un tiempo.
La Biblia es el mensaje de Dios en toda cultura. No hay necesidad de dudar. Porque Dios nos ha dado un mensaje importante para nuestra vida en cualquier contexto cultural. Nuestro trabajo es simplemente aceptarlo y vivir la experiencia maravillosa en él. Pero, la única manera de lograrlo es obedeciendo lo que está escrito en la Biblia.
El maestro nos enseñó a vivir a través de su Palabra de manera tal que la gente pueda entender mejor el mensaje del evangelio y responder a él. La gente no responde a tu evangelio porque tu manera de vivir se los impide. El objetivo del cristiano es predicar con su manera de vivir cada día, de manera que su efecto sea culturalmente trascendental. Mientras se mantenga basado en la Biblia y se deje abrazar por Jesús todos los días para lograrlo. Son pequeños detalles pero trascendentales. Como lo son las cosas espirituales. Y la pasión que infunda en su manera de vivir penetrará y despertará el deseo en la gente de cambiar.
Recuérdate, no hagas lo mismo que lo hombres sin Dios hacen en su raciocinio humano, dejados guiar por la cultura simplemente. Si no, haz lo que Jesús coloca en tu corazón cada día, con el estudio sincero de la Biblia y la impresión del Espíritu Santo, que con oración humilde y constante se manifiesta en sabiduría. Y, entonces, el evangelio que penetra toda cultura funcionará. Piensa un poco.
El desafío de hoy:
1. Mira la cultura en la que vives. Revisa si las cosas que practicas están basadas en la Biblia. Desecha las que no estén basadas en ella.
2. Realiza un plan de vida diario donde contextualices para las cosas espirituales. Ponlo en práctica.
3. Reflexiona y medita en lo que has hecho con tu manera de vivir hasta hoy día, que ha impedido que otras personas entreguen sus vidas a Jesús. Reconoce los errores. Pide en oración fuerzas para vencer.
“Recuérdate, esto es necesario practicarlo todos los días hasta que Jesús vuelva”