Una madre muy perpleja una vez me preguntó ¿Por qué a algunos niños que tienen todas las ventajas y oportunidades parece que les va mal, mientras que otros que se crían en hogares terribles llegan a ser pilares en la comunidad?
¿Esa es una buena pregunta?
Yo movía la cabeza afirmativamente mientras esta madre proseguía a contar historias de padres negligentes y descuidados que de algún modo criaban ciudadanos ejemplares. Yo mismo podía haber citado varios ejemplos, porque el hecho es que el ambiente simplemente no lo explica todo. Hay algo más dentro de nosotros que nos hace lo que somos. Parte del comportamiento es causado, y parte claramente no lo es. Recuerde que la misma agua hirviente que ablanda a la zanahoria también endurece al huevo. De igual manera, algunos muchachos reaccionan positivamente a ciertas circunstancias mientras que otros lo hacen negativamente. No sabemos por qué.
Lo que sí sabemos es que los niños son más que la suma total de sus experiencias. Son más que el producto de su nutrición o aun de su herencia genética. Ellos ciertamente son más que la influencia de sus padres. Son individuos singularmente diseñados, todos ellos, y son capaces de razonamientos independientes que no pueden ser atribuidos a fuente alguna. Eso es lo que los hace humanos, y es también lo que hace que la tarea de los padres sea un gran reto pero también muy gratificadora. No necesitamos asumir toda la culpa cuando ellos andan mal, pero tampoco todo el reconocimiento cuando se destacan.
Escrito por: Dr. James Dobson El corazón del Hogar. Narrado por: Mario Palafox Martínez